Con apenas medio metro de altura, Blanca encontró, más allá de la cerradura de una puerta, una niña vestida de rosa elevando los pies y alzando sus brazos con gracia. A pesar de sucorta edad, inmediatamente tomó una decisión.
Por aquel entonces Blanca pensaba que la carrera de danza se hacía en una pista (rosa) de atletismo, vestida con tutú de plato y girando sobre la punta de una zapatilla.
Así que combinó sus estudios de ballet clásico con gimnasia deportiva y atletismo, realizó un periplo por todos los gimnasios del barrio y continuó buscando hasta encontrar la Danza Contemporánea.
Consciente de las exigencias del cuerpo y mente, Blanca practicó tai-chi y yoga.
Y lo aderezó con flamenco, danza africana y del vientre, butoh, contact-improvisación, etcétera etcétera etcétera: porque sus inquietudes en el movimiento no la dejan descansar. Sigue y seguirá aprendiendo.
porque la danza es movimiento,
y otra cosa es moverse según unos códigos concretos.
Y lo de Blanca es movimiento.